Un escáner antes de elegir el tratamiento para la depresión
17-06-2013. El Mundo.
Cuando se diagnostica una depresión, médicos y pacientes se enfrentan a la disyuntiva de elegir entre fármacos o psicoterapia. Optar por una u otra opción depende fundamentalmente de las preferencias de los implicados, ya que no existe marcadores objetivos que ayuden a determinar qué es lo idóneo para el paciente.
Esto hace que "sólo alrededor del 40% de los pacientes" acierten con la terapia al primer intento, según explica Helen Mayberg, profesora de Psiquiatría, Neurología y Radiología y la Emory University School of Medicine (Atlanta, EEUU), cuyo equipo ha desarrollado una nueva técnica para intentar predecir correctamente cuál será la terapia óptima en cada caso.
Según sus datos, que aparecen en un adelanto de la revista 'JAMA Psychiatry', la tomografía por emisión de positrones (PET) es útil para determinar qué pacientes responden mejor a la terapia psicológica y cuáles, en cambio, podrían beneficiarse en mayor medida de los antidepresivos.
"Elegir un tratamiento inicial inadecuado implica costes significativos a nivel individual y social debido al estrés continuado, el riesgo de suicidio, la pérdida de productividad y los recursos perdidos por perder dos o tres meses con una terapia inefectiva", señalan los investigadores en la revista médica. "Por tanto, encontrar un marcador biológico que guíe la selección del tratamiento para la depresión podría tener un importante impacto tanto económico como para la salud", subrayan.
Conocer la actividad cerebral
La prueba de imagen es útil, continúan los científicos, ya que permite comprobar determinados patrones de actividad cerebral que se asocian a la efectividad de un determinado tratamiento.
Partiendo de la hipótesis de que someter a pacientes con depresión a un PET podría ser muy esclarecedor, el equipo de Mayberg realizó la prueba a 63 pacientes con depresión a los que aún no se les había indicado ningún tratamiento.
El PET hace posible evaluar la actividad cerebral ya que mide cómo se metaboliza en este órgano la glucosa, un componente fundamental cuando cualquier parte del organismo se pone 'en marcha'.
Después de pasar la prueba, los pacientes fueron divididos para recibir o bien un tratamiento de 12 semanas con escitalopram -un conocido fármaco antidepresivo- o bien varias sesiones de psicoterapia de tipo cognitivo-conductual.
Al finalizar el régimen indicado, los investigadores compararon el circuito cerebral de los que consiguieron superar el problema con los de quienes seguían deprimidos. Y vieron que un área de su cerebro parecía clave para determinar el éxito de la terapia.
Según sus datos, aquellos que presentaban una actividad baja en la corteza insular anterior presentaban mejores resultados si habían recibido psicoterapia en lugar de medicación. En cambio, los que habían tenido una actividad alta en esa zona del cerebro se beneficiaban mucho más de los fármacos que de las sesiones con el psiquiatra.
Según los investigadores, estos resultados cuadran perfectamente con estudios previos que ya habían relacionado esta zona con la regulación de los estados de ánimo o con la toma de decisiones, entre otras funciones. "Esta técnica podría servir como un biomarcador que guíe la selección del tratamiento", indican en el texto.
Sin embargo, también subrayan que, antes de sacar conclusiones definitivas, es necesario replicar y validar sus resultados en un estudio en los que los pacientes sean tratados en función de la 'predicción' del PET.
Por otro lado, nuevos trabajos también deberían evaluar la utilidad de la técnica cuando se emplean otros tipos de fármacos y psicoterapias.
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