miércoles, 10 de abril de 2013

Rovira, radiólogo de carrera


Rovira, radiólogo de carrera

09-04-2013. El Mundo (Palma).

Hacía apenas 30 años que Röntgen había descubierto los rayos X cuando José Rovira iniciaba una carrera dedicada a la radiología. Desde su gabinete privado en el centro de Palma se convirtió en uno de los pioneros en el tratamiento de tumores. Primero en externos y luego, a medida que las máquinas avanzaban, en los más profundos. Se adelantaba, así, casi medio siglo a la llegada de la técnica a Son Dureta.

Nació en Palma en marzo de 1897. Los resultados brillantes de su bachillerato precedieron al traslado de Rovira a Barcelona en 1914 para iniciar sus estudios en Medicina. Sin embargo, un cambio de matrícula en el último momento haría que fuera en la Universidad de Valencia, ya en 1920, donde obtendría el título de licenciado.

Pronto supo que quería especializarse en radioterapia, por lo que viajó a Alemania para ampliar su formación. Primero en Berlín y luego en Leipzig, donde coincidió con algunos pioneros de la radiología española como Carlos Gil. "Las dos escuelas más importantes fueron la francesa y la americana. Ésta última sobre todo por el gran desarrollo de la maquinaria. No obstante, desde Alemania habían llegado las primeras publicaciones sobre la materia", señala el jefe de servicio de Oncología y Radioterapia del Hospital Meixoeiro de Vigo, Víctor M. Muñoz.

En el país germano, en enero de 1896, Röntgen había anunciado el descubrimiento de los rayos X. Dos años después el invento llegaba a Mallorca de la mano de Pere Jaume Matas. "Los primeros experimentos para el tratamiento del cáncer comenzaron en seguida. Primero con rayos X, y luego con los gamma", afirma Muñoz, autor del artículo 100 años de radioterapia.

En 1922 la oncología se establecería como disciplina médica. En 1924 Rovira se inscribía ya en el Colegio de Médicos de Baleares e iniciaba la práctica de su especialidad. Hacia 1927 ya funcionaba su gabinete privado de radioterapia, situado en la plaza San Francisco.

El cáncer cutáneo –incluyendo el de melanoma–, el de labio, boca y recto estuvieron entre las primeras aplicaciones que el mallorquín hizo con la nueva técnica. "Los primeros tratamientos iban dirigidos a tratar lo que se veía y era más accesible. También la lengua o el pene", relata el especialista. Uno de los motivos era la escasa potencia de las máquinas utilizadas en aquella época, con voltajes máximos de 250 kilovoltios. "La evolución de los rayos marcó el nacimiento de la radiología profunda. Con 200.000 voltios de potencia podía llegar prácticamente a cualquier órgano", sostiene Muñoz. Un hito que Rovira alcanzó en 1942 con el primer aparato de este tipo que se instaló en Baleares, recién llegado de Estados Unidos.

Antes, sin embargo, la Guerra Civil había frenado en seco su carrera. En 1936 publicaba las primeras conclusiones de su trabajo en Orientación terapéutica en el cáncer. Meses después, comenzaron los problemas. El hecho de que el mallorquín hubiera sido concejal del Ayuntamiento de Palma por Esquerra Republicana –con su cuñado Emili Darder como alcalde– hizo que fuera depurado al final de la contienda, explican Matías Tomás y José Tomás Montserrat en José Rovira Sellarés. Radiólogo. Vida y obra.

Tardó años en recuperarse, y en 1941 retomaba su actividad profesional y trasladaba su gabinete a la calle Misión. Pese a la pobreza absoluta de la posguerra, Rovira siguió adquiriendo nuevos aparatos, entre ellos un equipo para estudios digestivos. A finales de la década se incorporaría a la Real Academia de Medicina de Baleares con un discurso sobre el tratamiento radioquirúrgico del cáncer de mama.

"A partir de la segunda mitad del siglo XX llegarían, también, los sistemas de intensidad modulada que permitían tratar un tumor sin tocar los órganos que no estaban afectados", subraya Muñoz. Después llegaría la radioterapia de contacto, la telecobaltoterapia y la xeroradiografía.

El arsenal médico del gabinete del doctor Rovira hizo que se convirtiera en el gabinete radiológico más destacado de la época en la Isla. "No sería hasta los años 70 cuando, a través de un concierto con su propia clínica, la radiología se incorporara al sistema público balear. Hasta los 80 no llegaría a Son Dureta", explica el experto.

Mientras continuaba su faceta clínica –en la que se asoció primero con su hijo Bernardo y después con el radiólogo Antonio Alastuey–, José Rovira también fue un estudioso de la nueva especialidad. Se mostró partidario de la división de la radiología en subespecialidades porque no era posible abarcar todos los progresos en terapia y diagnóstico. Su discurso de 1974 para inaugurar el año académico de la Academia funcionaba como una síntesis de su propia carrera:Datos sobre la historia del cáncer.

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