La irradiación parcial de la mama tiene futuro
- A la espera de dos estudios fase III que confirmen la validez de varias técnicas, hoy se puede recomendar la braquiterapia intersticial.
- El porcentaje de pacientes candidatas a ello va en aumento, pues cada vez se diagnostican tumores más pequeños en estadios tempranos.
19-04-2013. Gaceta Médica.
¿Es ya la hora de la irradiación parcial de la mama? Todo apunta a que sí, pero lo cierto es que no quedará completamente confirmado hasta que no se conozcan los resultados de dos grandes estudios fase III, que verán la luz en los próximos dos años.
Esta pregunta titulaba la ponencia de José Luis Guinot, de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología, durante el 9º Congreso Internacional del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), celebrado en Valencia. Tras 20 años de experiencia con la braquiterapia intersticial para irradiar parcialmente la mama (inicialmente se usaba solo para dar dosis extra localizada en el lecho del tumor), se ha determinado en qué casos es posible esta intervención sin riesgo de recaída en otra zona de la mama.
En concreto, numerosos estudios han comprobado que se debe seleccionar pacientes por encima de 50 años, con tumores que no midan más de 3 centímetros, bien localizados y que no presenten factores de riesgo, es decir, sin afectación de márgenes ni ganglionar. Es el perfil de pacientes de bajo riesgo, cuya enfermedad sólo recaería en el mismo lecho tumoral.
Guinot especifica que lo que justifica una radiación parcial tras cirugía conservadora de la mama es que se acorta el tratamiento de 5 o 6 semanas con la radioterapia externa estándar a un solo día (de forma intraoperatoria) o 4 o 5 días como máximo, dependiendo de la técnica seleccionada. Además, se evitan las secuelas que produce la radiación de una mama completa, como la atrofia.
La técnica avalada con más años de experiencia es la braquiterapia intersticial, pero también se puede optar por un procedimiento de electrones que permite irradiar de forma intraoperatoria, o la denominada "mammosite", que mediante un globo hinchable permite introducir catéteres intracavitarios para aplicar la terapia.
En concreto, en el estudio fase III americano que está llevando a cabo el grupo de oncología y radioterapia RTOG, compara en 4 brazos con un total de 4.000 pacientes tres técnicas distintas de radiación parcial y la radioterapia estándar. Y el europeo, liderado por el GEC-Estro, y en el que participa el IVO, comparan 1.100 pacientes con catéteres plásticos de braquiterapia intersticial con otro grupo control que recibe la estándar.
"Hasta que estos estudios nos confirmen oficialmente la validez de estas técnicas, solo se puede recomendar la irradiación parcial con braquiterapia intersticial, y así lo avalan las sociedades americana y europea de radiología, ya que es con la que se ha publicado el único fase III que hay finalizado", concluye Guinot.
En cuanto al número de pacientes que se podrán beneficiar de estas técnicas, el experto no se aventura a dar una cifra pero asegura que "aumenta progresivamente", ya que el porcentaje de mujeres que se diagnostican en fases precoces, gracias a los programas de cribado, es cada vez mayor.
Contra resistencias y hacia la recurrencia cero
El avance en el conocimiento de las bases moleculares de los tres subtipos de cáncer de mama es indudable. Ahora bien, el objetivo prioritario que persigue la investigación es vencer las resistencias a las terapias para lograr una tasa de recidiva cero, según puntualiza el presidente de Geicam, Miguel Martín. En este reto, uno de los mayores protagonistas es la vía de resistencia PI3K, cuya biología varía en función del tumor. La mayor tarea pendiente se halla en el subtipo denominado triple negativo, ya que en él se conocen peor los mecanismos de progresión tumoral. Como señalaba Ana Mª González Angulo, directora de investigación clínica y desarrollo de fármacos en el MD Anderson Cancer Center, el HER2+ ha pasado de considerarse el más agresivo a ser el que mejor responde a los tratamientos dirigidos, y en los tumores con receptores hormonales positivos se están realizando perfiles genéticos que permiten identificar la sensibilidad a la quimioterapia.
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