lunes, 2 de junio de 2014

Una de cada tres radiografías no sirve para nada

Una de cada tres radiografías no sirve para nada
  • La medicina defensiva y "la fascinación por la tecnología" han llevado a un abuso de este tipo de pruebas radiológicas.
  • Los especialistas lamentan que la proliferación de estos métodos diagnósticos esté sustituyendo a las habilidades clínicas de los facultativos.

01-06-2014. El Correo.

El 30% de las radiografías no sirve para nada; es lo que los médicos, según una definición de la Organización Mundial de la Salud, califican como ‘exploraciones de bajo rendimiento’. Una denominación así podría llevar a la conclusión de que, aunque sea para poco, alguna utilidad tienen todas esas placas, pero no es así. Ese término, que puede llevar a engaño, sirve a los especialistas para referirse a los estudios que "no aportan beneficio alguno para el diagnóstico o el tratamiento de la enfermedad", según describió la presidenta de la Sociedad Española de Radiología, Carmen Ayuso, que inauguró ayer en Oviedo el congreso nacional de esta especialidad.

Uno de los radiólogos españoles de más recorrido, el especialista murciano Ginés Madrid, de 68 años, corrobora esta teoría y atribuye la situación, "que ya ha comenzado a corregirse", a dos hechos complementarios. A la "fascinación enorme que existe por la tecnología, que atrapa a los profesionales médicos", se une la falsa creencia de los pacientes de que "cuantas más pruebas les hagan, mejor, aunque no sirvan para nada". Como consecuencia de una y otra circunstancia, los servicios de salud están perdiendo "habilidades clínicas" que en otro tiempo se consideraron básicas y que resultan en ocasiones "mucho más útiles que una radiografía de tórax". Un enfoque que, se lamentan, está contribuyendo a "deshumanizar" la profesión.

El efecto que esta situación está generando en la relación médico-paciente resulta "demoledor", opina Ginés Madrid en conversación con EL CORREO. "Hace 20 años", describe, "un médico en la puerta de urgencias te palpaba el abdomen, auscultaba el tórax, exploraba a su paciente. Eso ya ha pasado a la historia. Ahora vas a la puerta de urgencias y, salvo que te encuentres con un facultativo de cierta edad, te prescriben de forma inmediata un montón de estudios y no te practican una exploración. El nuevo modelo de Medicina es así -reflexiona el especialista- y no lo vamos a poder cambiar".

Asignatura pendiente

El buen uso de las pruebas radiológicas, que se usan tanto para el diagnóstico de enfermedades como para su tratamiento, ha sido tradicionalmente una de las "asignaturas pendientes en España". El especialista murciano, responsable de Asuntos Profesionales de la SERAM -sociedad que promueve el congreso nacional- asegura que cuando se introdujeron los primeros equipos de radiodiagnóstico en el país, "las generaciones que peinamos canas teníamos una atención enorme por la protección radiológica".

Los avances de la última década y media favorecieron, sin embargo, que los médicos más jóvenes se vieran "fascinados" por las prestaciones de los nuevos dispositivos. "Los equipos eran tan espectaculares que era posible ver la rama segmentada de la arteria mesentérica y navegar por ella. La calidad de imagen era, y es, perfecta, pero se olvidaron de que las radiaciones tienen un impacto negativo sobre el paciente y de que es necesario equilibrar el uso de la tecnología". Y se pregunta, "¿para qué necesito ver yo esa arteria mesentérica de un milímetro y navegar por ella, si eso supone para el paciente un 10% más de radiación?".

La mayor concienciación profesional y el impacto del accidente nuclear de Fukushima han propiciado en los últimos años un control más exhaustivo sobre las radiaciones que reciben los enfermos. Los equipos de última generación emiten la mitad de radiación que los utilizados hace sólo cuatro años y logran unos resultados igual de buenos o mejores. La industria de la electromedicina se ha orientado hacia la seguridad del paciente y las instituciones sanitarias de los países más avanzados han apostado, según detalló Ginés Madrid, por llevar un riguroso control de las dosis que recibe cada paciente, especialmente los niños.

Las preguntas de Schumacher

Las máquinas que se utilizan en clínicas y hospitales se revisan a diario y tienen un calendario trimestral de paradas técnicas para verificar el buen funcionamiento de los dispositivos. Periódicamente son revisadas, además, por especialistas del Consejo Nacional de Seguridad Nuclear. Los controles de seguridad que se practican en los servicios de Radiología se sitúan muy por encima de los que se siguen en el resto del hospital y resultan comparables sólo con los que se aplican en la aviación, que son los más rigurosos.


"Cada equipo tiene su control de calidad, verificado a través de su propio carné de identidad y su propia historia clínica", detalla el especialista. "Queda margen de mejora, pero se está trabajando en ello". A la mejora de la tecnología y de los controles falta ahora por sumarse una mayor concienciación profesional y de los pacientes. "Hace poco -relata a modo de ejemplo el especialista murciano- tuve como paciente al piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher. Fue antes del accidente que sufrió las pasadas navidades mientras esquiaba", recuerda. El piloto había sufrido un accidente doméstico y se había golpeado la cabeza. El médico le dijo que quería hacerle un escáner para examinar los posibles daños causados. "'¿Y eso es necesario? ¿Qué dosis me va a dar usted?', me preguntó el piloto. Estamos haciendo cursos para poder responder a esas preguntas razonablemente bien", contesta el experto, después de 40 años de profesión.

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