martes, 29 de octubre de 2013

Radiología intervencionista, el cuarto brazo de la oncología

Radiología intervencionista, el cuarto brazo de la oncología


28-10-2013. ABC.

La Radiología Intervencionista (RI) abre nuevas vías para tratar los tumores más agresivos y mejorar la calidad de vida y pronóstico de los pacientes que padecen cáncer, enfermedad responsable del 25,6 % de las defunciones que se producen en España. «No supone tanto una alternativa a la cirugía ni a los actuales tratamientos (quimioterapia, radioterapia), sino una técnica complementaria para mejorar las expectativas de este tipo de pacientes», explica a ABC el doctor José Joaquín Martínez Rodrigo, responsable del Área de Radiología del Hospital de la Fe de Valencia, centro pionero en el uso de estas técnicas. «La medicina es una ciencia que está en continuo avance y en enfermedades como el cáncer, cada paso que damos cobra una gran importancia», añade el especialista.

La RI se ha mostrado especialmente efectiva en casos avanzados de cáncer de hígado, riñón o mama. A través de un catéter controlado por rayos X se introduce, vía arterial, la medicación al paciente, que llega al órgano afectado de una forma más directa y, por tanto, resulta altamente eficaz. «Una vez posicionado en el órgano diana administra agentes quimioterapéuticos, directamente sobre el tumor y sin afectar a los tejidos colindantes», afirma el doctor Martínez Rodrigo.

Otras ventajas añadidas son la disminución del tiempo de hospitalización (1 ó 2 días como máximo) y el hecho de que no haya incisiones ni cortes. «Es importante reseñar que los pacientes tienen una mejora evidente de la calidad de vida, ya que son procedimientos menos agresivos con menores efectos secundarios», recuerda el responsable del Área de Radiología del Hospital de la Fe.

Otra técnica de RI es la que se conoce como electroporación irreversible, que consiste en aplicar corrientes directamente al tumor a través de una aguja guiada por un TAC para destruir las células cancerígenas y reducir el tamaño y poder operarlo. Este tratamiento se ha mostrado eficaz en casos de cáncer de páncreas, una de las bestias negras de los oncólogos. «Hemos conseguido supervivencias medias de 33 meses en pacientes a los que no les había ido bien ni con la radioterapia ni con la quimioterapia», asegura el experto.

Estas dos técnicas y otras muchas se presentaron hace unos días en el Congreso CIRSE 2013, el encuentro más importante sobre Radiología Intervencionista y Cardiovascular que reunió a 6.000 expertos en Barcelona.

Cuarto brazo de la Oncología

Otra novedad que aporta esta especialidad es, según indicó Martínez Rodrigo, codirector de CIRSE 2013, un nuevo tipo de anastomosis (unir una arteria y un vaso capilar) sin tener que operar y mediante un sencillo sistema de imanes desarrollado por un equipo canadiense. Este tratamiento, pensado para pacientes con insuficiencia renal que requieren someterse a hemodiálisis, permite un acceso vascular más fácil y seguro, y hace que el paciente pueda empezar la depuración renal antes.

En la cita médica también se abordó una nueva técnica de ablación parcial de la innervación renal mediante radiofrecuencia en las arterias renales, con técnicas de cateterismo vascular, para tratar determinados casos de la hipertensión. A juicio de Teresa Moreno Sánchez, presidenta de SERVEI (Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista) la radiología intervencionista puede ser el cuarto brazo de la oncología, en un momento en el que algunos tipos de cáncer, como el de colon, están creciendo por los cambios en la dieta y por el envejecimiento de la población.


Viaje por los conductos del cuerpo.

  • Radiología Vascular e Intervencionista ofrece nuevos tratamientos a los pacientes oncológicos.
  • La aplicación de la quicio resulta más eficaz a través de intervenciones poco invasivas.

28-10-2013. Huelva Información.

Cada vez se ve mejor lo que hay dentro. La imagen habla por sí sola y permite actuar con más eficacia. De eso saben mucho en Radiología Intervencionista del Hospital Juan Ramón Jiménez, que durante el pasado año atendió a 1.200 pacientes, a los que se les realizaron cerca de 1.800 procedimientos. 

Se trata de intervenciones poco invasivas que, en lenguaje coloquial, permiten desatascar todos los conductos que atraviesan nuestro organismo. Así se ha usado para obstrucciones de orina, sangre o bilis pero lo que llama más la atención es su empleo en algunos cánceres. 

Dentro de esa última faceta, se está aplicando en tumores colorrectales o del hígado. El asunto no es baladí si se tiene en cuenta que el cáncer colorrectal es el que tiene mayor prevalencia en la sociedad actual. 



Una de los médicos de la Unidad de Radiología Vascular e Intervencionista del Juan Ramón Jiménez es Teresa Moreno, actualmente presidenta de la Sociedad Española de Radiología vascular Intervencionista (Servei). La facultativa subraya la importancia de esta rama de la asistencia sanitaria pues "es de las nueve especialidades presenciales con más trabajo en el Servicio de Urgencias". 

Las intervenciones, en el campo oncológico, están destinadas en buena medida a aquellos casos en los que no es posible la cirugía y en la administración de quimioterapia lo más cerca posible del tumor, consiguiendo que ésta resulte más eficaz. El resultado en una mejora en la calidad de vida de los pacientes y en su supervivencia. 



Los procedimientos se realizan con control de imagen de la zona en cuestión, que se obtienen a través de imagen radiológica normal, TAC o ecografía. A través de pequeñas punciones en la piel se entra en los vasos sanguíneos, normalmente por la arteria femoral. Desde ahí se llega a las arterias que llevan sangre, con alimento y oxígeno, al tumor y es ahí donde se liberan unas pequeñas partículas cargadas de quimioterapia. Así se consigue bloquear la llegada de sangre y con ello el crecimiento del tumor y destruirlo. Además se logra liberar el medicamento justo donde se encuentra el tumor. Por otro lado, mediante la punción de una vena, se instala un reservorio -pequeño dispositivo situado bajo la piel- que lleva la dosis de quimio hasta venas donde el flujo de sangre es más intenso. Se evita de esta manera lesionar las venas de los brazos y permite administrar el tratamiento de forma ambulatoria, lo que supone una mayor comodidad para el paciente. 

Si nos referimos al cáncer de hígado, Teresa Moreno recuerda que el 5% de las cirrosis derivan en tumor; el cáncer de hígado es el sexto más frecuente en el mundo y también está relacionado con la hepatitis. Lo más novedoso es, en estos momentos, introducir una aguja, controlando su posición con imágenes radiológicas, en el tumor e intentar quemarlo siempre que no sea posible realizar cirugía. 

La actividad de Radiología Vascular e Intervencionista lleva la misma filosofía que la de Hemodinámica, si bien en el primero de los casos, se extiende a otros ámbitos. Como en Hemodinámica, el proceso es desbloquear el conducto afectado -a veces son los propios tumores los que oprimen conductos o vasos- e instalar un stent que garantice el normal funcionamiento, normalizando así el paso de la sangre, bilis u orina. Una de las ventajas que tiene este tipo de intervenciones es que son poco agresivas y no necesitan prácticamente ingreso hospitalario. Aunque el equipamiento, muy ligado a los avances tecnológicos, supone un desembolso considerable éste se amortiza por ese menor nivel de hospitalización y por otras variables como la aparición de menos complicaciones y la posibilidad de llevar a cabo tratamiento ambulatorios. 


Teresa Moreno resaltó el trabajo en equipo, mediante unidades multidisciplinares, que "es lo que posibilita los mejores resultados ya que se ofrece a cada paciente un trato individualizado". Los avances en el campo de la oncología, donde la radiología vascular e intervencionista juega un importante papel, no serían posibles "sin la colaboración con estos especialistas".

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